Pues
resulta que nada de lo que me esperaba resultó ser.
A veces
somos demasiado fatalistas, pesimistas y es porque tememos que si nos sentimos
muy ilusionados por algo, es muy probable que salgamos decepcionados si las cosas no son como uno las quiere.
Por eso en
algunas ocasiones preferimos no esperar nada o esperar lo peor.
Yo
personalmente esperaba lo peor del reencuentro con mis excompañeros de la escuela… Esperaba ver a personas que no
me agradaban, sentirme incomoda, no poder congeniar con nadie, tener esas ganas
de salir corriendo, en fin…
Sin
embargo, ya pasó. Y resulta que fue bastante agradable. Fue poca
gente y justo algunos de los que más me agradaban. Compartimos, nos pusimos al
tanto, tomamos unas lindas fotos y ganamos más años con cada carcajada.
Y la
cuestión es que esa cosa horrible llamada reencuentro fue más agradable de lo
que esperaba, y me alegra muchísimo que así fuese.
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