lunes, 24 de noviembre de 2008

Bitácora de Chini: Un día navegando


No es lo mismo hablar de los días pasados que de los presentes, no es la misma emoción cuando se está viviendo el momento exacto a cuando ya ha sucedido, es totalmente diferente.
Hoy es algo más intenso. Ayer es apenas un recuerdo.
Sin embargo ayer no tuve tiempo de escribir una nota digna y bastante específica sobre mi aventura por "el mar".

Ayer fue un día que disfruté mucho e hice de la mías. Una de las asignaciones universitarias consistía en realizar una noticia, preferiblemente en el centro electoral en donde le correspondía votar a cada alumno... Pero ser menor de edad no sólo tiene desventajas, en muchísimos casos, resulta ser algo realmente bueno. Así que en vez de encasillarme en un sólo lugar, me fui como toda una aventurera a experimentar un día como periodista a varios centros de votación.

Voy a ser sincera, al principio me costó acercarme a la gente, necesitaba un buen empujón, y en mi mente me reclamaba a mí misma el hecho de que no pudiera ser, como dice la gente, más "metía".

Pero entre dilemas y conflictos internos, me acerqué y ¡Por las barbas de Merlín! que bien se sintió. No estaba nerviosa, pero sí un poco incomoda. No es mi costumbre hablar con desconocidos para preguntar... ¡Ni siquiera la hora!

Luego me arriesgué con alguien "más público", y fue aun más genial. Mi cámara y yo nos relajamos por fin y decidimos continuar nuestra aventura, como si se tratara de un viaje por el imponente océano.

Pasamos de "isla en isla"... caminamos un rato entre árboles y pantanos imaginarios ,y de verdad disfrutamos nuestro juego...

Luego encayamos en "la isla del tesoro"... La gente se veía feliz y emocionada, unos en la cola y otros con su muy fashion dedo morado. Una antena anunciaba la presencia de importantes medios de comunicación, y poco a poco, siguiendo los rastros lo conseguimos. "El meollo del asunto".

Habían allí periodistas importantes, observadores nacionales e internacionales, políticos, dirigentes de partido y hasta llegaron justo en ese momento dos de los candidatos, los cuales por cierto fueron los ganadores. Mi cámara y yo nos dimos vida. Todo el mundo fue muy amable y no les molesto responder a mis preguntas.

Me sentí en otro mundo, uno totalmente desconocido para mí, y me di cuenta también, que cada quien anda en lo suyo. Allí nos divertimos mucho, veíamos a la gente de aquí para allá, hablando, riendo, quejándose, aplaudiendo y hasta saludando a las cámaras de las televisoras. Cada cabeza es un perfecto mundo.

Yo me sentía como una niña que ve el mundo con ojos inocentes, como la primera vez que visité Mochima, viajé en Ferry o me monté en el teleférico de Mérida. Como cuando destapé a mi querida cámara, presenté ImagiFashion o comí mi primer chocolate Savoy. Era algo nuevo para mí y a la vez era demasiado maravilloso como para desperdiciar siquiera un segundo pensando en tonterías.

Me gustó... Y por supuesto mi parte favorita del trabajo venía al regresar a casa. Lo que sucede detrás de las luces y la acción. Mi cámara y yo de nuevo a trabajar en equipo para hacer una buena producción y revivir los momentos de nuestro viaje.


La experiencia fue única
y me propuse realizar nuevos viajes en el futuro,
sólo mi cámara y yo

0 comentarios: